viernes, 22 de diciembre de 2017

Reconstruyendo el portal de Belén...


Diciembre es el mes de la Navidad.  En nuestra cultura cristiana celebramos estas fiestas de gran tradición, aunque sin pararnos a pensar mucho en su significado.  ¿Qué celebramos?, nada más ni nada menos que el nacimiento de un supuesto hijo de Dios.  Sin entrar a valorar lo que objetivamente significa esto, vamos a repasar toda la escenografía en torno a este popular y sobredimensionado evento.
Al margen de la fiebre consumista, que tampoco entraremos a valorar, nos encontramos en estos días todos los espacios públicos y privados:  hogares, centros comerciales, calles, instituciones varias, invadidos con adornos de diverso material: abetos hasta arriba de lucecitas, lazos y bolitas llenas de brillantina (abetos, aunque sea en los desiertos de Almería),  guirnaldas, espumillones, muñecos de Papá Noël colgando en las ventanas, etc. Pero lo que más llama la atención es esa recreación, a modo de maqueta, dónde se reproduce la escena de ese momento:  el Nacimiento o portal de Belén…   
Bien…, todos sabemos cuáles son las figuras principales de esta representación:
* Hombres:  San José, los Reyes Magos, Poncio Pilatos, los soldados romanos, los pajes de los reyes, los pastorcillos que son los que van de visita, el ángel, y hasta el mismísimo hijo de Dios.
* Mujeres:  la virginal madre y alguna lavandera, que no deja sus quehaceres para ir a contemplar el milagro divino.


Es muy posible que cualquier mente curiosa e inquisitiva, en un lógico acto reflejo, se ponga de inmediato a funcionar, observe y pregunte muchas cosas contemplando tal recreación. Lo primero de todo es la constatación de que en Belén, hace 2017 años,  también tenían problemas con la paridad, mucho hombre y poca mujer. Y todo muy bestia, tal y como podemos comprobar en la actualidad: hombres matando niños, soberanos mandamases que actúan con completa irracionalidad, pobreza, actores principales masculinos… , incluidos los cargos reales (Melchor, Gaspar y Baltasar) y sus sirvientes, también masculinos.     Pero lo más impactante de todo es la virginidad de la madre de la criatura.  
Todo ello se celebra con algarabía y disfrute, con convicción, sin muchas preguntas…  En masa. Millones de personas se sientan  el día 24 y 25 de diciembre con sus familias y más allegados, y celebran esta conmemoración.   Muchos por tradición, y muchos más, con la certeza de que es una estampa maravillosa. No se entiende de otra manera, a la vista de las miles de maquetaciones del Portal de Belén, que durante estos días se levantan, se colocan, se diseñan, se representan (incluso en vivo).    Miles y miles de figuras de plástico, de barro, de cerámica, de hierro, de madera, compradas, heredadas, de fabricación casera…, guardadas durante años, durante generaciones o recién compradas,  inundan la geografía entera.  Miles de disfraces de virgen, de pastorcillo, de ángel, con los que se viste a los niños en los centros escolares y se les narra este acontecimiento, digamos…  de leyenda (me niego a llamarlo histórico)…    Y no sólo en España, sino en toda la cristiandad.  
Las tres figuras clave de esta escena son un hombre, una mujer y un bebé.  A la mujer se le ha negado la sexualidad:   queda embarazada de un ser espiritual.  Casta y pura. El hombre es tan solo un acompañante para protegerla, ella sola estaría desamparada.  El bebé, viniendo de un Dios varón, tiene que ser varón, claro. Y para rematar tenemos que la mamá de Dios, los angelitos y otros personajes (salvo el rey Baltasar), a pesar de ser todos de Próximo y Lejano Oriente, lucen blanco centroeuropeo, tan blanquitos, tan rubios, tan arios…Y por supuesto, tan hetero…, salvo la mujer protagonista, desexualizada, que no es más que receptora pasiva de la semilla divina, supuestamente varonil...
Toda una escenografía patriarcal, repleta de simbología de la masculinidad.  Y todos y todas sabemos el poder que tiene la simbología en el inconsciente personal y colectivo.    
No es necesario profundizar más en ello.  Reflexionen ustedes, reflexionen.  
¿Qué hacemos con esto?...
No me imagino a una feminista montando un Portal de Belén…
Que no, que no…, que no nos cuadra la cuadra…