PATENTE FEMINISTA
SR. PEREZ-REVERTE, LE INVITAMOS A REFLEXIONAR EN SILENCIO COMO ACTO DE RESPONSABILIDAD
LAS MUJERES CARTAGENERAS SE HAN CANSADO DE ESTAR CALLADITAS
NO QUEREMOS ESTAR MAS GUAPAS
Leyendo al Sr. “Patente de Corso” una se pregunta qué mecanismos tiene la
mente humana para retorcer la realidad, sobre todo si se trata de una realidad
trágica, y uno no quiere enfrentarla porque le toca el ego de corsario y de
género.
Recomendamos leer al Sr. Patente de Corso antes de continuar leyéndonos a nosotras:
https://www.zendalibros.com/la-profesora-osaka/
Ahora sí vamos a hablar nosotras del artículo del Sr. “Patente de Corso”.
En el mismo narra la historia de una profesora de universidad que analiza los
cuentos de Disney desde una perspectiva diferente a la tontuna esa del Príncipe
Salvador y la Princesa Apuros. Un análisis que desconocemos, no sabemos
si real o imaginario, si ha hecho de nuevo un ejercicio de imaginación como en
sus novelas de aventuras o se trata de un análisis real, al que al menos habría
que darle la oportunidad de tomar en serio. En cualquier caso, no podemos
entrar a valorarlo porque el Sr. Patente de Corso se dedica a mofarse del mismo
sin darnos más detalles que los que entraron en la cabeza de su Manolo, el
protagonista principal.
El caso es que la película que se monta en su artículo el tan renombrado
escritor de aventuras es de traca. Derrochando esa especie de ironía que
en algún momento de su carrera fue inteligente y hasta hacía gracia, podemos
comprobar que no se entera de varias cosas.
No sabe este señor, (que se lo explique alguien, por favor), que han sido y
son millones las mujeres que a media noche han sido despertadas por sus maridos
con ganas de juerga: que si un besito por aquí, que si un roce por allá, que si
mira cómo me tienes…, y las pobres millones de mujeres: que me dejes en
paz, que quiero dormir. Y los manolos de toda la vida, venga, si sé que
te gusta.
Abuelas, tatarabuelas, bisabuelas, bisbisabuelas…, y hasta el infinito y
más allá. Cuántas historias podrían haber contado las mujeres de nuestra
humanidad sobre el desagradable momento en el que estás plácidamente durmiendo
y al tío de al lado se le ocurre que como anda desvelado y la energía se le ha
ido a la entrepierna, se acabó el sueño plácido y a soportar 60, 70, 80, 90,
100 kg o, los que sean, encima de tu tranquilidad.
Siento que se entere que no todos los polvos que ha echado han sido bien
recibidos, aunque le hayan puesto carita de “bueno, venga, va”. Eso lo
saben todas las mujeres del mundo mundial.
Pero lo grave es que no se entere que media humanidad ha estado abusando
sexualmente de la otra media humanidad cuando le ha salido del pito; que
muchas son, afortunadamente, las “Princesas” que han dicho: “basta ya, mira que
no, que te la casques contra el muro, por muy guapo y esbelto que seas, y por
muy dura que se te haya puesto”.
Y aún peor, no se entera, que a día de hoy, hay una parte importante de
especímenes de su género que no les basta un “mira que no”, sino que siguen y
siguen, y que si no lo consiguen, siguen y siguen, y que si aun así siguen sin
conseguirlo, utilizan la violencia.
Y para rematar, increíblemente ignorante parece el Sr. Patente de Corso, es
que vivimos en la cultura de la violación y la violencia, especialmente
ejercida contra las mujeres y las niñas. Y a él no le despeina el flequillo ni
le resta un ápice de esa chulería pasada de moda para hablar en ese tono de
algo que viene siendo un drama para las mujeres: el abuso sexual, la
utilización de sus cuerpos, la educación estupidizante…
No le vamos a pedir a este ilustre cartagenero que comprenda y empatice con
esto, pero haría un enorme favor a la humanidad si dejara de mofarse de lo que
viene siendo una tragedia para esta parte de la humanidad, a la que nos
quisieron dibujar como princesitas indefensas necesitadas de un príncipe
besucón.
Es un hecho, inteligentemente analizado, que los cuentos de príncipes y
princesas con los que han educado a nuestras actuales sociedades occidentales
son una milonga, estafa, culturalmente intencionados, y que han provocado todo
tipo de distorsiones de la realidad en cuanto a ser persona, ya seas hombre o
mujer, tanto en ellos como en ellas. Si no quiere verlo, que no lo vea,
pero al menos que se informe y no hable de ello como si las mujeres estudiosas
de tal asunto fueran unas locas, y los pobres manolos, unas víctimas.
Para finalizar le dejamos unas palabras de una mujer vecina de su ciudad
natal, la trimilenaria Cartagena. Mujer a la que seguramente usted consideraría
inculta, mema, patana, y hasta femininzi. Solo lo hacemos por si algún día usted se anima a
sustituir sus gafas, esas con las que tanto mira al pasado, por otras nuevas que
le permitan tener visión de futuro
“En mis años de estudiante no conseguí
que me gustase la historia, porque siempre fui una soñadora; me gustaba imaginar el futuro, y no le
veía mucho sentido a perder el tiempo en saber cosas que ya habían sucedido
hace mucho tiempo. Crecí. Y me di cuenta de que la
historia es importante, y tan importante! Porque de ella podemos extraer todo aquello que nos ha traído hasta donde estamos. Pero el
crecimiento no apago mis sueños, seguí, y sigo, soñando con un mundo mejor, con aprender de los
errores pasados, con evolucionar y deshacernos de todos aquellos
comportamientos humanos que organizaron el mundo sin tener en cuenta a las
personas, incluidas las mujeres como tal, sin los cimientos de un mundo feliz. Claro, que yo solo soy una Manola
feminista que quiere conocer la historia para cambiar el rumbo, para que el devenir
de la humanidad nos convierta en seres verdaderamente libres y felices”.
Manola
Y por cierto, ya está usted mayor para decir tantas tonterías, Sr. Patente
de Corso.
“En mis años de estudiante no conseguí que me gustase la historia, porque siempre fui una soñadora; me gustaba imaginar el futuro, y no le veía mucho sentido a perder el tiempo en saber cosas que ya habían sucedido hace mucho tiempo. Crecí. Y me di cuenta de que la historia es importante, y tan importante! Porque de ella podemos extraer todo aquello que nos ha traído hasta donde estamos. Pero el crecimiento no apago mis sueños, seguí, y sigo, soñando con un mundo mejor, con aprender de los errores pasados, con evolucionar y deshacernos de todos aquellos comportamientos humanos que organizaron el mundo sin tener en cuenta a las personas, incluidas las mujeres como tal, sin los cimientos de un mundo feliz. Claro, que yo solo soy una Manola feminista que quiere conocer la historia para cambiar el rumbo, para que el devenir de la humanidad nos convierta en seres verdaderamente libres y felices”.
Manola
¡Aplaudo hasta con las orejas!.
ResponderEliminarQué necesario es el feminismo.