La Homofobia en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Por Mar Tornero
Por Mar Tornero
Ayer saltaba a la prensa la lamentable noticia de la elección
de la jueza María Elósegui como nuevo miembro español del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos de Estrasburgo, habiendo sido ésta una de las propuestas del Gobierno
de España.
Entre sus muchas declaraciones en libros, artículos y
entrevistas, esta jueza y catedrática de Filosofía del Derecho, ha lanzado
claras y contundentes opiniones homófobas y transfóbicas que no pueden dejarnos
indiferentes.
Estas son algunas de sus perlas más destacadas:
"Numerosos estudios sobre la conducta homosexual, que como
se sabe es mucho más compulsiva y lleva, a pesar de la gran necesidad afectiva
de estas personas, a tener un elevado número de parejas".
"Quienes construyan y realicen su comportamiento sexual de
acuerdo a su sexo biológico desarrollarán una conducta equilibrada y sana, y
quienes se empeñen en ir contra su biología desarrollarán distintas
patologías".
"El derecho civil es bastante crudo. Le interesa los
efectos patrimoniales y los derechos sucesorios patrimoniales. De ahí que
regule las relaciones sexuales de las que se puede derivar descendencia. Lo
demás simplemente no le interesa porque no tiene efectos públicos. Es verdad
que la ideología liberal de género ha penetrado también en el derecho civil y
eso explica las corrientes recientes de intentar equiparar jurídicamente las
relaciones homosexuales a las heterosexuales. Pero a pesar de todo, ningún
ordenamiento jurídico europeo ha llamado a esas relaciones matrimonio, aunque
les intente otorgar cierta protección jurídica que yo también considero justa
dentro de ciertos límites".
Consideramos completamente
inaceptable que alguien que se posiciona en contra del derecho al matrimonio
entre personas del mismo sexo, que considera a las personas transexuales
enfermas y que describe el comportamiento
homosexual como compulsivo, pueda
pertenecer al Tribunal de Derechos Humanos europeo.
Se equivoca la Sra. Elósegui en todas sus alucinógenas y prepotentes declaraciones sobre estos asuntos, opinando de forma descadaramente dañina en contra de aquello por lo que pretende velar. Ignora de manera
alarmante la realidad de las personas LGTBI, y cae en grandes prejuicios que la
convierten en atacante y contradefensora de esos Derechos Humanos. Impresiona comprobar que una jurista, jueza
y catedrática, a la que se le supone un
conocimiento profundo de las leyes y de la realidad social en la que vive caiga
en tan profundo desconocimiento.
Quizá sería bueno
explicarle a esta jurista que son precisamente los mensajes como los suyos los que provocan que las
personas homosexuales puedan llegar a padecer ciertas dolencias
psicológicas. Que son ese tipo de
afirmaciones las que nos condenan a sentirnos enfermas, las que consiguen que miles
de personas, en una situación de vulnerabilidad, se desarrollen y vivan sus relaciones
de manera insana, socialmente menospreciadas, armarizadas, desconectadas de su
entorno social, reprimidas, vapuleadas, atemorizadas, maltratadas por esa
supuesta élite saludable a la que ella pertenece, las personas cisgénero y
heteronormativas. Son sus declaraciones
las que alientan y justifican la LGTBIfobia que venimos siglos padeciendo, las
que nos roban la libertad y la dignidad como personas.
Ha quedado en completa evidencia, que para ser defensora de los Derechos Humanos le falta conocimiento, le falta sensibilidad, le falta empatía, le falta humildad, y le sobra prepotencia heteronormativa. Ha quedado patente que su línea de pensamiento va en contra de lo que toda la comunidad LGTBI persigue desde hace décadas para conseguir la igualdad plena necesaria para defender su dignidad como personas, que es la normalización de la diversidad sexual. Ha quedado claro que son las personas como ella las que inventan los armarios, alentando al que no cumple su idealizado orden sexual a que se introduzca en ellos si es que no sienten la suficiente fortaleza para enfrentarse a esas opiniones que evidencian la más vieja homofobia. Y ha quedado de sobra demostrado que la Ley de Igualdad que actualmente se tramita en el Parlamento español es completamente necesaria y urgente, porque hay que educar para ampliar la mirada, la conciencia y la capacidad para comprender que la diversidad es un hecho, y así evitar que quienes nos tienen que defender no sepan de qué hablan cuando hablan sobre lo que defienden.
Ha quedado en completa evidencia, que para ser defensora de los Derechos Humanos le falta conocimiento, le falta sensibilidad, le falta empatía, le falta humildad, y le sobra prepotencia heteronormativa. Ha quedado patente que su línea de pensamiento va en contra de lo que toda la comunidad LGTBI persigue desde hace décadas para conseguir la igualdad plena necesaria para defender su dignidad como personas, que es la normalización de la diversidad sexual. Ha quedado claro que son las personas como ella las que inventan los armarios, alentando al que no cumple su idealizado orden sexual a que se introduzca en ellos si es que no sienten la suficiente fortaleza para enfrentarse a esas opiniones que evidencian la más vieja homofobia. Y ha quedado de sobra demostrado que la Ley de Igualdad que actualmente se tramita en el Parlamento español es completamente necesaria y urgente, porque hay que educar para ampliar la mirada, la conciencia y la capacidad para comprender que la diversidad es un hecho, y así evitar que quienes nos tienen que defender no sepan de qué hablan cuando hablan sobre lo que defienden.
Es indignante y humillante
que personas como la Sra. Elósegui ocupe un lugar en el Tribunal de Derechos
Humanos de Estrasburgo.
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